26 de febrero de 2008

RELACIÓN DE AMOR Y ODIO


Con la llegada de los ordenadores, el móvil o cualquier soporte digital todo cambia, hasta la utilización de las palabras y su escritura, es lo bueno y lo malo de los avances en toda sociedad porque tiene su parte positiva y negativa.

Un ejemplo de ellos son las nuevas tecnologías que han desembocado en las abreviaturas, ya que la gente no escribe la totalidad de las letras de una palabra, "porque" se escribe "pq", llamame se escribe "yamam", "de" se escribe "d", y así una multitud de palabras.

Muchos personas vinculadas a la Real Academia de la Lengua Española (RAE) han puesto el grito en el cielo por estos errores garrafales, pero en cambio, otras palabras de la jerga informatizada si que se han permitido.

Ahora vas con un amigo por la calle y se escuchan la utilización de palabras como "post", "link" o "podcast" que antes eran desconocidas, y ahora se emplean con una facilidad que parece que existiesen desde hace 50 años.

Estos dos fenómenos son completamente diferentes, no tienen comparación alguna porque una cosa es el lenguaje específico de la ciencia de la informática, y otra bien distinta, darle más de mil patadas al diccionario. Yo soy el primero que afirma que abrevio palabras cuando escribo un mensaje por el móvil, Internet (excepto a los profesores) o hablando por el messenger.

Eso sí, ¿a quién pedimos responsabilidades? es muy complicado acusar a alguien, nos regimos por una sociedad totalmente informatizada, y como tal, no es perfecta siempre existen "disfunciones", el papel en teoría tendría que recaer en los padres, pero ¿van a estar delante de su hijo mientrás mantiene una conversación por messenger?.

En mi opinión, es una responsabilidad compartida porque una cosa es usar las tecnologías de una determinada manera, y otra bien distinta, la formación, ambas tienen que entenderse a la fuerza, manteniendo un equilibrio para que no repercuta en los estudiantes.

Un debate apasionante, ya que se mezcla lo que actualmente usamos como herramienta, y el empleo que le damos a nuestra lengua. ¿quién vencerá? ninguna, como he dicho anteriormente están condenadas a entenderse de por vida.

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